El próximo eclipse lunar será del tipo penumbral parcial y podrá disfrutarse en toda Latinoamérica y también en España. Te contamos todo lo que necesitas saber para poder disfrutarlo al máximo.

 

l eclipse lunar penumbral parcial que se avecina el 25 de marzo es un evento astronómico singular, donde la Luna transita por la penumbra de la Tierra. Este fenómeno se produce debido a que nuestro planeta, al situarse entre el Sol y la Luna, impide parcialmente que la luz solar llegue a la superficie lunar. A diferencia de los eclipses totales o parciales, en este tipo de eclipse la Luna no se sumerge en la umbra, la zona más oscura de la sombra terrestre. Este tipo de eclipses suelen ser visibles en casi medio mundo, incluyendo en todo el continente de América, en las horas del atardecer en Australia y Oceanía, y en las horas previas al amanecer en el oeste de Europa y África y por tanto también desde España, aunque muy brevemente.

 

Los eclipses lunares penumbrales se caracterizan por ser eventos menos evidentes y dramáticos en comparación con los eclipses totales o parciales. Durante su punto máximo, es posible notar un tenue oscurecimiento o un cambio sutil en el tono de la Luna, pero estos efectos son considerablemente más discretos. A diferencia de los eclipses solares, que son breves, los lunares pueden durar varias horas. Sin embargo, la sutileza de un eclipse penumbral puede hacer que muchos observadores lo pasen por alto o incluso que cueste percibir exactamente cuándo ha empezado a quienes han decidido observarlo. En contraste, durante un eclipse lunar total, la Luna penetra completamente en la umbra terrestre, experimentando un oscurecimiento notable y, a menudo, adquiriendo un color rojizo debido a los efectos de la refracción de la luz solar en nuestra atmósfera.

 

Para los entusiastas en España que deseen observar este fenómeno, será necesario prestar especial atención. Aproximadamente a las 5:53 de la madrugada, se podrá observar cómo la Luna comienza a atenuar su brillo debido a la sombra parcial proyectada por la Tierra. Este leve oscurecimiento es el resultado de la posición relativa de la Luna, la Tierra y el Sol, que no permite un bloqueo total de la luz solar.

 

El eclipse lunar penumbral del 25 de marzo no solo nos proporciona un espectáculo celeste, sino que también sirve como una prueba empírica fundamental contra la teoría de la Tierra plana. En un momento en que la era de Internet ha dado lugar tanto a la difusión del conocimiento como a la proliferación de teorías sin fundamento, fenómenos como los eclipses lunares ofrecen una refutación clara y visual de estas ideas erróneas.

 

El fenómeno en sí se produce cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, proyectando su penumbra sobre la Luna. Esta configuración solo es posible porque la Tierra, un cuerpo esférico, bloquea parcialmente la luz del Sol. Durante el eclipse, lo que vemos desde la Tierra es una sombra redondeada sobre la Luna, una sombra que solo puede ser proyectada por un objeto esférico. Si la Tierra fuera un disco plano, como sostienen los terraplanistas, la sombra proyectada no sería consistentemente redonda en todos los eclipses, sino que variaría en forma dependiendo de la orientación del disco con respecto al Sol. Además, la conspiración terraplanista no ofrece una explicación coherente o consistente para este fenómeno.

 

Otro aspecto importante del eclipse es el color rojizo que a menudo adquiere la Luna. Esto es causado por la refracción de la luz solar en la atmósfera terrestre, un fenómeno que solo es posible si la luz del Sol se curva al pasar por una atmósfera extensa alrededor de un planeta esférico. Este tono rojizo, similar al que podemos disfrutar en superficie durante los amaneceres y atardeceres, se debe a la dispersión de Rayleigh, donde las longitudes de onda más cortas (como el azul) se dispersan más que las más largas (como el rojo), lo que resulta en ese tono rojizo distintivo. Lamentablemente en el eclipse del 25 de marzo no podremos disfrutar de este brillo rojo, pues solo se percibe cuando la Luna entra en la zona de umbra de la Tierra, donde el planeta bloquea completamente la luz proveniente de la estrella.

 

Además de los eclipses lunares, existen numerosas otras pruebas de que la Tierra es esférica. Por ejemplo, la variación de constelaciones visibles entre los hemisferios norte y sur no podría explicarse si la Tierra fuera plana. Del mismo modo, la forma en que el Sol y la Luna se ponen, desapareciendo bajo el horizonte, contradice la idea de un plano en rotación sobre un polo central. Otro ejemplo es el efecto de la rotación terrestre en la dirección de los ciclones, que giran en direcciones opuestas en los hemisferios norte y sur debido al efecto Coriolis, un fenómeno que solo tiene sentido en un planeta esférico rotatorio. Finalmente, la medición histórica del radio de la Tierra por Eratóstenes en el siglo III a.C. proporciona una evidencia temprana y convincente de su forma esférica.

 

Referencias:

Penumbral Lunar Eclipse on March 25, 2024 – Where and when to See, timeanddate.com