“Doy  a mi pueblo un poco de lo mucho que me ha dado”.

 Mario Moreno Reyes (Cantinflas)

Hoy el Baúl de los Recuerdos se abre para comentar la forma en que se consiguió al padrino para la inauguración del parque municipal de Zacatelco, aquel 5 de mayo de 1967. Narrada por don Delfino Carreto Jiménez.

 

En el mes de marzo de 1967, Sidronio Zempoaltecatl  Morales, era secretario general de la fábrica de hilados y tejidos SINDEC, ubicada en Naucalpan, Estado de México.  Una tarde al término de la jornada Sidronio, me mandó a llamar y me dijo textualmente: Tengo un asunto para ti chaparrito, acompáñame, vamos a invitar a Don Mario Moreno  “Cantinflas” a que apadrine la inauguración de la fuente de nuestro pueblo. A lo que accedí de buena manera.

 

Nos dirigimos a la Calle Paseo de la Reforma 2402, en la Ciudad de México, donde Mario Moreno tenía su residencia. Al llegar a la casa nos recibió el mayordomo. Sidronio le preguntó: ¿Aquí vive “Cantinflas”.  El mayordomo nos respondió con amabilidad “Aquí  vive don  Mario Moreno Reyes, “Cantinflas” vive en las carpas. Guardamos silencio en señal de aceptación. Enseguida, nos preguntó cuál era el motivo de nuestra visita y de dónde veníamos.

 

Le dijimos que íbamos del Estado de Tlaxcala, de un pueblo llamado Zacatelco, deseábamos saludarlo, el mayordomo tomó nota y nos dijo: El señor Mario si se encuentra voy a verlo y enseguida vuelvo. Esperamos unos minutos, al regresar el mayordomo nos dijo: Señores, pasen, yo les guío.

 

Entramos a su oficina, por cierto, decorada con muy buen gusto. Ahí, nos recibió el señor Mario Moreno con mucha atención. Inició la conversación preguntando ¿Señores de dónde vienen?

 

Yo contesté: Venimos de Santa  Inés, Zacatelco, del Estado de Tlaxcala.

 

Don Mario preguntó ¿Por dónde se encuentra esa población?

 

Le comenté: Estamos a 18 kilómetros de la ciudad de Puebla y a 12 kilómetros aproximadamente de la Ciudad de Tlaxcala, que es la capital de Estado.

 

 Se quedó pensativo, a la vez, que comentaba en voz baja “Me estoy imaginando más o menos por donde está su tierra, ya la empiezo a ubicar”.

 

De momento reaccionó y preguntó con sencillez ¿A que debo el honor de su visita?

 

Sidronio explicó: Pues Don Mario, en nuestro pueblo se va a inaugurar el parque de la comunidad, los trabajadores de la Fábrica SINDEC, colaboramos para la construcción de la fuente y venimos a invitarlo para que nos hiciera el favor de apadrinar su inauguración, el próximo 5 de mayo de este año.

 

Don Mario nos respondió: “Me habría de dar mucho gusto estar con ustedes señores, pero debo de consultar a mi representante, para ver cómo está mi agenda”.

 

Le preguntamos si podría darnos una respuesta posteriormente. Con un tono “Cantinflesco” –nos contestó sonriente- Pues claro, que desde luego que sí, sino. Y agregó: Nos vemos la próxima semana, a la misma hora, en el mismo lugar y con la misma gente.

 

Nos pusimos de pie y nos acompañó hasta la puerta y nos comentó: “Claro que sí me gustaría estar en su tierra. He estado en Santa Ana Chiautempan dos ocasiones, ahí se come buen mole y se toma buen “pulquito”, seguramente está cerca del pueblo de donde vienen”.

 

A la siguientes semana regresamos a las 5:30 p.m., tal como nos había indicado, ya nos estaba esperando en su oficina. Nos recibió, nos ofreció asiento y dijo: “Señores estoy apenado con ustedes, sucede que tengo ocupada mi agenda, pero tranquilos”. Se reacomodo en su sillón, abrió el cajón de su escritorio, sacó una chequera, tomó su pluma y escribió algo que no alcanzamos  a ver, firmó el documento. Se puso de pie y nos dijo: “Señores no puedo estar con ustedes, pero ojalá, esto les sirva de algo o mucho. Doy  a mi pueblo un poco de lo mucho que me ha dado”.

 

Nos acompañó hasta la puerta, nos despedimos cordialmente, agradeciendo el favor de su atención en todos los sentidos.  El cielo aborregado amenazaba lluvia, apresuramos el paso. Mientras Sidronio sacó el cheque de la bolsa de su camisa, a la vez que me dijo: “Mira amigo Carreto lo que nos dio Don Mario”.  Nos había dado un cheque por $5.000.00.

 

Al no hallar respuesta con Mario Moreno, Sidronio y Enrique Tabaco, se entrevistaron con el cantante de música ranchera  Antonio Aguilar, quien finalmente fue el padrino de la inauguración del parque municipal de Zacatelco.

 

Sidronio Zempoaltecatl  dispuso de ese dinero en su calidad de secretario general del sindicato de los trabajadores de SINDEC, tiempo después me contó que se utilizó para la comida de la inauguración del parque, la cual se sirvió en la casa de don Cándido Romero Achac y doña Vicenta Hernández, en la calle Emeterio Arenas de la sección segunda de Zacatelco. Al caer la noche Antonio Aguilar y su esposa Flor Silvestre se retiraron del lugar. 

 

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