La obra “Asimov” cumple 10 años en cartelera y que tendrá una temporada de festejos · Su director, Hiram Molina, relata en entrevista detalles de la obra.

 

Una época donde los humanos le entregaron su capacidad a las máquinas, por ejemplo, éstas empezaron a bañarnos y a hacer nuestro trabajo; un mundo en el que las máquinas tomaron el monopolio de las actividades productivas es el que plantea la obra “Asimov” que cumple 10 años en cartelera y que tendrá una temporada de festejos hasta el 9 de junio en el Teatro El Galeón Abraham Oceransky.

 

“Cuando la escribí no había mucha ciencia ficción en el teatro mexicano, actualmente he visto más ejemplos”, platica el director Hiram Molina quien también se sorprende de la vida de la puesta en escena.

 

“La estrenamos en 2014 en la Gruta del Centro Cultural Helénico, pero hemos tenido oportunidad de ir a Hidalgo, Querétaro, Campeche, Estado de México y Tlaxcala. Hemos estado en festivales, en el maratón de teatro para jóvenes audiencias. Es rarísimo en esta época que una obra aguante tanto tiempo en cartelera, además siendo una obra independiente porque incluso en pandemia, dimos dos funciones por streaming”, señala.

 

El argumento de la obra se da en el año 2200 cuando la Tierra se encuentra cubierta por una densa capa de nieve, el Sol nunca se ve y las auroras boreales han desaparecido, sólo hay frío y pocos árboles quedan en pie. En ese ambiente vive Imani y su pequeña hija, Abba, al parecer las únicas habitantes que todos los días buscan alimento y trozos de madera para generar fuego.

 

Una peculiaridad de Imani es que por las noches cuenta historias de máquinas, hasta que un día, de la nada, aparece un niño de nombre Asimov.

 

“Quería trabajar sobre las tres leyes de la robótica de Isaac Asimov, uno de los escritores de ciencia ficción más importantes del siglo XX que además fue divulgador científico y bioquímico, una eminencia. Él siempre fue un optimista sobre la tecnología, sobre el progreso, en sus relatos plasmó que los robots eran seres más fuertes que nosotros, mejor adaptados, que podían cargar más peso, eran más rápidos, podían vivir en el espacio, cosas que nosotros naturalmente no podemos hacer”, detalla.

 

Entonces, Asimov concluyó que era necesario establecer una regla para controlar la energía, añade Hiram Molina.

 

“Son leyes que prácticamente convierten a los robots en esclavos nuestros, están obligados a protegernos, primero a obedecer en todo y en última instancia protegerse a sí mismos. Esos temas parecieran que son debate actual, pero en realidad Isaac planteó esos problemas hace 80 años más o menos”, indica.

 

El dramaturgo reitera esa fascinante idea de cómo los seres humanos crean inteligencia artificial y que al final es una inteligencia propia que convertiremos en esclavos.

 

“¿Qué derecho tenemos nosotros a convertir en esclavos a seres que podrían ser iguales a nosotros?, quizá no pase eso ahora, pero no se descarta que el avance de la tecnología pudiera llegar a ese punto”, comenta.

 

La obra de teatro utiliza títeres animados, inspirados en la tradición japonesa kuruma, es decir, sostenidos desde la espalda y accionados por un carro que el titiritero utiliza sentado.

 

Finalmente, Hiram Molina platica que Imani es una inventora porque en sus sueños imagina máquinas que después puede construir, el problema es que luego no recuerda para qué son, es una despistada genio.

 

En “Asimov” el diseño de escenografía está a cargo de Edwin Manuel Guzmán Romero; el diseño de iluminación de Sheila Berenice Piedra Leal; el diseño de títeres de Edwin Salas, Alejandra Vega y Anabel Domínguez; el diseño de animación, de Ángel y Sergio Pozos; los diseños de vestuario y utilería están a cargo de Anabel Domínguez y la música original es de Jorge Martín Vargas.